texto redactado pocos meses después de la publicación de la Enciclica papal y enviado a Roma
Del progreso y
del desarrollo en la Encíclica Papal “Caritas in Veritate”:
cautelas para trascender
la anécdota.
Igor
Parra
Una cuestión que parece escapar a la mera anécdota
lingüística emerge de la lectura de las traducciones vaticanas, en diferentes
idiomas, de la última Encíclica Papal.
En efecto, la unidad conceptual y formal
que se observa en el texto escrito en latín se diluye imperceptiblemente en las
traducciones a lenguas modernas, donde encontramos expuestos en forma de
sinónimos las palabras “Desarrollo” y “Progreso”, que constituyen in fine un
eje central de la Encíclica.
Así, en poco espacio y a modo de ejemplo -el texto
está lleno de esta ambivalencia-, en los apartados (16) a (17) de la Encíclica
se lee, en lenguas modernas, de forma clara el uso como sinónimos de la palabra
latina “progressio”:
en (16) ....”el progreso ...es una vocación”, para
pocas líneas más abajo encontrar :...”Decir que el desarrollo es una
vocación”...:
16. En la Populorum progressio, Pablo VI nos ha querido
decir, ante todo, que el progreso, en su fuente y
en su esencia, es una vocación: «En los designios de Dios, cada hombre
está llamado a promover su propio progreso, porque la vida de todo hombre es
una vocación»[34]. Esto es precisamente lo que
legitima la intervención de la Iglesia en la problemática del desarrollo. Si
éste afectase sólo a los aspectos técnicos de la vida del hombre, y no al
sentido de su caminar en la historia junto con sus otros hermanos, ni al
descubrimiento de la meta de este camino, la Iglesia no tendría por qué hablar
de él...
Decir que
el desarrollo es vocación equivale a reconocer, por un lado, que éste nace de una llamada trascendente y, por
otro, que es incapaz de darse su significado último por sí mismo....
Esta misma traducción la encontramos en Inglés,
Francés, Italiano, etc, cuando, empero, en latin leemos:
16. In Litteris
encyclicis Populorum progressio Paulus VI imprimis nobis demonstrare voluit progressionem sua scaturigine essentiaque quandam esse
vocationem: « Ex divino consilio, quilibet homo ad sui ipsius profectum
promovendum natus est, cum cuiusvis hominis vita ad munus aliquod a Deo destinetur
» [34]. Hoc quidem ipsum id comprobat quod in
progressionis quaestionibus agit Ecclesia.
Cum quis
progressionem vocationem appellat, ille agnoscere vult hinc eandem ex transcendenti quadam postulatione oriri atque illinc
non habere ipsam facultatem sui ipsius ultimam significationem praebendi....
Como lo hemos anotado supra, en los textos no
latinos de la Encíclica se traducen como sinónimos una palabra que posee un
campo significante que nos parece preciso en latín: progressio se deriva
del verbo progredi (pro +gradi). En Alemán la diferencia morfológica
entre Fortschritt y Entwicklung es igualmente fuerte como aquella que en Francés
hay entre Progrés y Devélopement, que, a su vez, están
formalmente muy próximas de las usadas, respectivamente, en Español, Italiano,
Catalán, Inglés. También encontramos esta diferencia en griego (πρόοδος / ανάπτυξη)
en chino (進展 /發展) y en
árabe (at-Tqdm / at-Tnmyh por el software usado no podemos escribirlo correctamente en árabe) es decir lenguas situadas fuera del
campo de raíces germánicas o latinas, y que va más allá del de las lenguas
arias y semíticas.
En el texto en Inglés de la UN High Commission
for Human Rights Declaration on Social Progress and
Development encontramos un uso más
acorde con el sentido original del concepto Progreso derivado de su raiz
latina. En sus Articulos I, II, VI leemos especificamente sobre “social progress”
evitando la sinonimia que, sin embargo, leemos constantemente en el texto
Papal de su última Encíclica.
¿Es importante distinguir ambos conceptos o son un
único concepto derivado de palabras diferentes? Esta es la cuestión más
importante a dilucidar.
En principio aceptaremos que Progreso y Desarrollo
sean sinónimos estrictos, es decir que indistintamente podamos usarlos uno
en lugar de otro, sin producir nunca ningún tipo de confusión conceptual. En
este extremo deberemos, entonces, admitir que ha sido el uso moderno a lo largo
de algunos siglos, solamente, el que ha producido esta evolución filogenética:
ambos conceptos fueron derivados de verbos y sustantivos diversos y durante este
intervalo moderno de tiempo han convergido sus significados. Serían pues
expresiones formales de una misma idea o concepto subyacente.
¿Cuál fuera entonces ese punto de convergencia
conceptual de las palabras Progreso y Desarrollo? Pues que todo Progreso/Desarrollo
en el campo de las ideas o de la materia, indistintamente, expresa un
Avance que puede ser distinguido, por lo tanto observado y según necesidad,
cuantificado. Esta Avance, o Progreso y Desarrollo, de las
ideas y/o de la materia en realidad comporta un cambio del estado inicial de
nuestra observación. Aquí llegamos a un punto significativo: cuando hay Progreso
y Desarrollo se registra un Cambio de las condiciones
iniciales.
Ahora, entonces, podemos plantearnos si es posible
entender de forma distinta, esto es diferenciada, Progreso y Desarrollo.
Si fuese posible entender de forma distinta Progreso
y Desarrollo podríamos leer y entender correctamente el texto de las
Naciones Unidas sobre el Progreso y Desarrollo Social de forma no
redundante. Porque si fuese redundante sobraría uno de los dos términos.
¿Porqué entonces los usan de forma diferenciada? Porque de su lectura en el
texto se sigue que ambos conceptos, al menos en Inglés, pueden diferenciarse.
Por otra parte, y no la menor, si no es posible
diferenciar Progreso y Desarrollo podríamos leer en lenguas
modernas la Encíclica sin resquemores, y desechar el texto latino. Sería un
ejemplo de una lengua muerta que semánticamente no expresa correctamente todo
el vasto contenido técnico que los últimos siglos han introducido como Progreso
y Desarrollo en la vida material e intelectual del hombre.
Pero, si esto último fuere así estaría en
contradicción flagrante la lectura de las versiones en lenguas modernas de la
última Encíclica Papal y la Declaración sobre Progreso y Desarrollo Social
de las Naciones Unidas, y esto sería grave en términos operativos para la
Iglesia católica. Porque en el texto de la Encíclica Progreso y Desarrollo
siempre son sinónimos, mientras que en el texto de las Naciones Unidas no.
En el emergente movimiento europeo y americano que
critíca el consumismo como un mal materialista perverso de la modernidad
industrial, en una posición conceptual próxima a la de los últimos Papas,
algunos intelectuales distinguen netamente entre Progreso y Desarrollo.
Siendo el primero el que expresase el avance o cambio espacio temporal de
organismos e ideas, mientras el segundo mediciones discretas de los objetos y
de sus espacios que los contienen.
Nosotros no entraremos aquí a dirimir
semánticamente el campo de cada uno de estos conceptos, que, sin embargo, nos
parecen diferentes a partir de la lectura del texto de las Naciones Unidas en
un tema que avecina el contenido de la Encíclica del Papa Benedicto XVI. Desde
esta perspectiva nos aparecen al menos dos símiles de no difícil comprensión
que pueden dar cuenta de las diferencias operativas, no idealistas, de Progreso
y Desarrollo: se trata del símil de la Biología entre Genotipo y
Fenotipo, o en Ingeniería el que hay entre Tecnología y Técnica.
En cualesquiera de los casos lo que queda
ciertamente abierto a la crítica, y ese era el motivo razonado de este texto,
es el hecho que resulta difícil aceptar las traducciones modernas del texto de
la Enciclica Papal cuando usan Progreso y Desarrollo de forma
indistinta al traducir “Progressio”. Sin embargo si cambiamos por Progreso cada
vez que de forma casi aleatoria los traductores han usado Desarrollo, tendremos
una visión realmente unificada e inequívoca del mensaje del Papa. Lean otra vez
la Encíclica haciendo este simple ejercicio de susbtitución y observarán que
emerge un texto más profundo y lleno de significados interesantes.