ESTEPAS DE ASIA
a lomo de caballo
Noches rudas
Noches iluminadas solo por luna
o estrellas
Noches alegres
Días como el agua
fresca y traslúcida
Silenciosos durante horas
los cantos de mis compañeros
a veces
trizan de la estepa
el alto aire
Bellas voces en lengua rusa
afinadas
melodiosas
Rodeados de cientos y cientos de caballos
que llevamos de contrabando a China
dormimos protegidos por muros de carne
Cuando el fuego se apaga
al alba
el frío viento del monte asiático
nos envuelve
con intención criminal
Toda la compañía de contrabandistas son primos
primeros o segundos
de Nikolai
Todos duros
rusos
con hasta tres guerras
algunos
entre espalda y pecho
Todos melancólicos
todos borrachos de noche
hiper lúcidos de día
Todos cantores
de bellas melodías
Todos diestros en todos los tipos de armas que llevamos
Me dijeron que era para defenderse
al regreso
Después de la venta de caballos
en China
Yo volví en tren
con algunos de ellos
Por prudencia dividieron el dinero
en dos partidas
una de lenta carne
la otra de rápido metal
Y
en Vladivostok me invitaron
con todos los gastos
de mujeres y alcohol
pagados
a un alegre burdel
atendido por jóvenes universitarias
muy sabias
Allí aprendí cómo y qué hacer
con cuatro damitas feroces
al unísono
sobre el mismo tálamo
Experiencias asiáticas irrepetibles
tanto el galopar de semanas y semanas
sobre caballos cosacos
como irrepetibles la ingesta diaria
de vodka
y las fiestas de burdel
locas
muy locas
De ese viaje continental
trans-asiático
sólo
guardo mis recuerdos
e
impecables
aún
las bellas botas rusas
que me regaló
mi buen
y
fiel amigo
Nikolai
(Post scriptum: Muchas gracias muy querido amigo mío
por momentos tan bellos e intensos
que compartimos en tu inmenso país ruso
y en Montpellier)
Igor Parra
en Memorias de Viajes Secretos