AYER VI A DIOS
en el Metro de Santiago
entre la estación de Manquehue y Moneda
Me miró con ojos alegres
difusos
entrecerrados
Sus manitas agarrotadas
casi sin movimientos
sus piernas aferradas
en mitad de un espasmo muscular
Los pasajeros lo miraban con pena
quizás por su cabeza balanceante
quizás por su gran cicatriz lobular
quizás por su pobreza
porque en esta tierra lejana
es cruel ser humilde y enfermo
Y
Él me miró alegre
por alguna razón
por alguna razón mantuvo su mirada en mis ojos
y su sonrisa
me llenó
el alma entera
en medio del ruido metálico y de la gente
Muchas gracias Dios silente
en ti creo
por esa sonrisa pura que me diste
en un momento feliz
en una hora feliz el 23 de noviembre
sábado
en Santiago del Extremo Duro
Agregaste a mi felicidad
tu silente mensaje
en la hora justa
Tú sabes que no necesito nada de ti
nada te pido para mí
y creo que lo haré
nunca
Así cuando te veo humano
en esa sonrisa intensa
de tu piel maltrecha
te pido que mantengas
tu silencio
eterno
hasta el final de la carne
hasta el final de toda la materia
Igor Parra