las vibraciones crecen y se amplifican
al comienzo nadie se altera
al cabo de media hora los temblores
devienen espasmos violentos
hay cosas que caen
cuando se detienen los carritos de comida
de bebidas y otros complementos
empieza el terror
los humanos nos asustamos ante la perspectiva de no comer
y ahi ese diez de octubre
un poco más allá de las Azores
se cumplió esa ley inmutable de la especie
las azafatas y azafatos se abrocharon en sus sillas de emergencia
el pasaje miraba las altas torres de nubes que esquivabamos
en las pantallas vimos que estabamos lejos de la ruta normal
porque nuestra máquina de volar rozaba una enorme frontal
enviada a gran velocidad desde la costa americana hacia europa
por la rotación terrestre
esta es la primera de muchas veces que al cruzar el atlántico
el viento de proa
ese viento que nos retiene alcanzó
y superó los doscientos kilómetros a la hora
dentro de la máquina de volar los saltos y sacudidas se
calmaron a medida que el piloto decide alejarse hacia el norte
de ese monstruo nuboso
que ya habia visto el dia anterior en las pantallas meteorológicas
siempre impresiona ver en la realidad
en la dura realidad lo que la ciencia te permite avizorar
siempre sorprende ver la sorpresa de los demás que se asustan cuando lo obvio llega
más de dos horas tardamos en alcanzar al destino americano bogotano
rodeamos por el borde esa inmensa máquina termodinámica corporizada
en nubes de espanto que subian hasta nuestros doce mil metros de altura
el problema en general en esta hora actual
es que el piloto de la tierra no nos puede apartar de la ruta
de lo que ya está llegando
con precisión augurado ya en miles de documentos de la árida ciencia
simplemente nos tocará entrar en ese universo misterioso de un cambio
climático acelerado
quizás de pequeña escala si lo comparamos con otras transiciones climáticas
pero para nuestra sociedad hiperconectada
quizás signifique un apagón muy extendido de luces y servicios
hacia allá vamos de cabeza a más de los mil kilómetros hora de la rotación terrestre
sobre nuestro eje
a más de 217 kilometros por segundo de nuestro sistema solar
dentro de la Galaxia
para completar cada 226 millones de años una vuelta completa
alrededor de su núcleo
ante estas fuerzas ante esta realidad
nuestra reacción si no es inmediata en los tiempos siderales
no será nada más que ceniza tecnificada
y contaminante
por mucho tiempo
hasta que no quede ni un rastro
de esta máquina de vida extraordinaria
en la que viajamos
en linea recta hacia nuestro destino
igor parra en Vitacura, Santiago del Nuevo Extremo
al comienzo nadie se altera
al cabo de media hora los temblores
devienen espasmos violentos
hay cosas que caen
cuando se detienen los carritos de comida
de bebidas y otros complementos
empieza el terror
los humanos nos asustamos ante la perspectiva de no comer
y ahi ese diez de octubre
un poco más allá de las Azores
se cumplió esa ley inmutable de la especie
las azafatas y azafatos se abrocharon en sus sillas de emergencia
el pasaje miraba las altas torres de nubes que esquivabamos
en las pantallas vimos que estabamos lejos de la ruta normal
porque nuestra máquina de volar rozaba una enorme frontal
enviada a gran velocidad desde la costa americana hacia europa
por la rotación terrestre
esta es la primera de muchas veces que al cruzar el atlántico
el viento de proa
ese viento que nos retiene alcanzó
y superó los doscientos kilómetros a la hora
dentro de la máquina de volar los saltos y sacudidas se
calmaron a medida que el piloto decide alejarse hacia el norte
de ese monstruo nuboso
que ya habia visto el dia anterior en las pantallas meteorológicas
siempre impresiona ver en la realidad
en la dura realidad lo que la ciencia te permite avizorar
siempre sorprende ver la sorpresa de los demás que se asustan cuando lo obvio llega
más de dos horas tardamos en alcanzar al destino americano bogotano
rodeamos por el borde esa inmensa máquina termodinámica corporizada
en nubes de espanto que subian hasta nuestros doce mil metros de altura
el problema en general en esta hora actual
es que el piloto de la tierra no nos puede apartar de la ruta
de lo que ya está llegando
con precisión augurado ya en miles de documentos de la árida ciencia
simplemente nos tocará entrar en ese universo misterioso de un cambio
climático acelerado
quizás de pequeña escala si lo comparamos con otras transiciones climáticas
pero para nuestra sociedad hiperconectada
quizás signifique un apagón muy extendido de luces y servicios
hacia allá vamos de cabeza a más de los mil kilómetros hora de la rotación terrestre
sobre nuestro eje
a más de 217 kilometros por segundo de nuestro sistema solar
dentro de la Galaxia
para completar cada 226 millones de años una vuelta completa
alrededor de su núcleo
ante estas fuerzas ante esta realidad
nuestra reacción si no es inmediata en los tiempos siderales
no será nada más que ceniza tecnificada
y contaminante
por mucho tiempo
hasta que no quede ni un rastro
de esta máquina de vida extraordinaria
en la que viajamos
en linea recta hacia nuestro destino
igor parra en Vitacura, Santiago del Nuevo Extremo