EN EL DESIERTO
sí
en el desierto de Atacama
aunque no haya nada
contigo
lo tuve todo
A mi lado
mar y olas
en medio de ese silencio
mineral
En medio de la nada absoluta
de la piedra tranquila
en el salitre inerme
abrí ventanas
dormidas
Y en la noche oscura
del tamarugal
justo allí
donde creia
que debia embarcarme
solitario
para habitar en el recuerdo
de la flor del tamarugo
dormido
para siempre en el regazo
de la tierra
acurrucado
ahi
la ventana del alma
se abrió
después de nunca abierta
desde los gritos
el dolor
la rabia
y
el tiempo
Ahi se desvaneció
un molino gigante
que me trituró
paises
amantes
de piel dulce
cuando el viento
del mar nocturno
subió
Ese mar
lejano
que
empero
encontré
agitado de mar
de puro mar
y de olas
que sólo yo
pude escuchar
al medio
de esa desolación
de piedra
noche
noche
y sangre
antigua
Y
en el centro puro
de la tierra dormida
en su oscuro seno
rocoso
las raíces del Tamarugo
crecieron
hasta llegar a mi alma
ahora
resucitada
en el rumor
del lejano mar
del cual escuché
ahi en mi noche oscura
sus olas
que son la vida
Igor Parra
en Arqueología del Futuro Antiguo