tu mano
tranquila
en los pliegues
abiertos
de la sabana
al atardecer
iluminada
pues me voy
cuida de mi casa
mariposa
qué linda
después de la tormenta
tu piel reposada
bebamos
hasta la luz
del alba
solitario
en la alta cumbre andina
miro al cielo
iluminado
tantos recuerdos
tantos tantos tantos
ninguno malo
y solo uno
triste
al acurrucarme
junto a ti
oi como un corazón
las olas del mar
Arroyo claro y tranquilo
llegas al mar
a fundirte en azul
en el desierto
mi sombra y yo
regresamos a casa
brisa primaveral
agitas las banderas
y nos empujas
al futuro
Igor Parra
en "Primeros ejercicios asiáticos"