verano en Paris y Barcelona
calor húmedo
turistas
largos paseos por mi primera ciudad
universitaria y laboral
ciudad de mi estudioso exilio desde mediados de los setenta
no hubo limite que me impusiese que no lograse en Barcelona
pocos límites pocos objetivos
ambiciosos
pocos y difíciles
y en Paris y Haironville intensas lecturas como hace tantas décadas atrás
nada de turismo
leer para aprender y estudiar hasta el agotamiento físico
y en PAris caminar en un perimetro demarcado por la rue Saint Jacques
rue de Montmorency y Rivoli
cruzando siempre a pie de la rive gauche a la rive droite
comer en restaurantes libaneses y tibetanos
cerca del Panteón
rue de la Contrescarpe
vivir dias y casi noches
en la biblioteca del centro Pompidou
leer sobre la revolución francesa hasta tarde mientras
en las calles viejas calles resuena la Marsellaise
cantada durante los partidos de futbol del mundial en Rusia
Fantástica emoción sonora y lectora
olas de canto patriótico en los mismos escenarios
de ese parto de los montes que fué la Revolución a metros
de los lugares esenciales de la Historia occidental europea
Si este ha de ser mi último verano europeo
es una forma inesperada de despedida
está siendo intensa
porque remece el seso
y mantiene en vigilia
el anima despierta
Igor Parra, en Bellvitge piso 17 en la Marina frente al puerto
calor húmedo
turistas
largos paseos por mi primera ciudad
universitaria y laboral
ciudad de mi estudioso exilio desde mediados de los setenta
no hubo limite que me impusiese que no lograse en Barcelona
pocos límites pocos objetivos
ambiciosos
pocos y difíciles
y en Paris y Haironville intensas lecturas como hace tantas décadas atrás
nada de turismo
leer para aprender y estudiar hasta el agotamiento físico
y en PAris caminar en un perimetro demarcado por la rue Saint Jacques
rue de Montmorency y Rivoli
cruzando siempre a pie de la rive gauche a la rive droite
comer en restaurantes libaneses y tibetanos
cerca del Panteón
rue de la Contrescarpe
vivir dias y casi noches
en la biblioteca del centro Pompidou
leer sobre la revolución francesa hasta tarde mientras
en las calles viejas calles resuena la Marsellaise
cantada durante los partidos de futbol del mundial en Rusia
Fantástica emoción sonora y lectora
olas de canto patriótico en los mismos escenarios
de ese parto de los montes que fué la Revolución a metros
de los lugares esenciales de la Historia occidental europea
Si este ha de ser mi último verano europeo
es una forma inesperada de despedida
está siendo intensa
porque remece el seso
y mantiene en vigilia
el anima despierta
Igor Parra, en Bellvitge piso 17 en la Marina frente al puerto