lunes, 23 de septiembre de 2024

de la fascinación por el objeto en la guerra: Conversaciones con mi amigo egiptólogo R A mon (II)

 Como señalaba en la clausura del último post de este blog, Gastón Bachelard nos advierte contra las fascinaciones tanto de sujeto como de objeto. En ese proceso fascinante o de fascinación se pierde el sentido crítico.

Aquí trataremos de la fascinación que nos parece  obnibula particularmente a Israel y  a los libaneses contra los que están combatiendo: los objetos técnicos atraen seguramente desde que hay humanidad. La técnica que se objetiva en un sistema material, cualquiera que sea,  atrae la atención y se le confieren capacidades y poderes que escapan al análisis racional. La fascinación es ese velo que oculta una crítica objetiva a los pro y contra de usar tal o cual objeto. En la cotidianidad esta crítica quizás no sea necesaria para sobrevivir a la masiva entrada de información que se nos presenta por múltiples plataformas informativas y productivas de, precisamente , objetos.

En el caso de la guerra en curso los instrumentos bélicos que se están utilizando y las confianzas depositadas en ellos incrementan su poder de influencia sobre los utilizadores, creando bucles que comienzan en victorias tácticas para arrastrar a derrotas estratégicas. Por ejemplo el uso de la aviación: para Israel es un arma fundamental que confiere profundidad y contundencia a sus operaciones tanto de frontera como más allá de ellas: los limites de su uso estratégico ya fueron delimitados en la Segunda Guerra Mundial cuando los muy masivos bombardeos aliados sobre Alemania que se prolongaron casi 3 años consecutivos no doblegaron, no pusieron de rodillas a ese país quien fue estratégicamente derrotado en tierra por la invasión masiva terrestre soviética de su territorio oriental, en primer lugar, y por la invasión de su lado occidental por parte de los aliados. El frente oriental tuvo más peso en la derrota alemana pues venían perdiendo recursos y terrenos desde la batalla de Stalingrado y Kursk. Los alemanes se fascinaron con su capacidad técnica de producir misiles V1 y V2, así como imponentes sistemas acorazados terrestres y magnífica técnica submarina, pero eso no les salvó de la derrota más masiva y contundente en la Historia del continente europeo. Su nivel moral no disminuyó hasta el último momento, combatieron hasta el agotamiento pero la guerra de dos frentes los aplastó. 

A los americanos en Vietnam y a los franceses en Indochina o a los soviéticos en Afganistán les ocurrió lo mismo: se fascinaron por los objetos de que disponían para combatir. Y la sucesión de victorias tácticas ahogó la reflexión estratégica, y las acciones que se imponían desde ella. Por esta razón, por la fascinación, es que tantos militares de esos, y otros países, acostumbran a decir que sus victorias fueron estropeadas por los políticos, es una frase recurrente en casi todos los anales de esas guerras: "nosotros ganamos la guerra, fuimos traicionados por los políticos". Sobre esta frase Hitler construyó un relato que movilizó a una parte de la población alemana después de la Primera Guerra Mundial, donde también hubo fascinación del Alto Estado Mayor Alemán, que habiendo tenido todos los poderes socio económicos en sus manos se equivocó de estrategia y al perder la guerra le echó la culpa a los civiles. 

Por lo tanto no es algo nuevo sobre lo que estamos conversando. Tiene bastante documentación escrita.

En la circunstancia actual en Líbano y Gaza el bosque de técnicas poderosas disponibles no dejan entrever las líneas principales sobre las que se rige la guerra asimétrica. Sobre esas líneas los vietnamitas fueron capaces de sobrellevar la masacre meticulosa que la CIA organizó a través de la operación Fénix , que esencialmente consistía en eliminar tanto a cuadros comunistas como a sus apoyos en la población. Lograron eliminar muchos miles de combatientes. Fascinados por el body counting llegaban a exponer los cuerpos de los muertos para que los periodistas viesen que eran cantidades importantes de combatientes exterminados. Los franceses provocaron un verdadero holocausto de combatientes y población civil en Argelia durante la guerra de independencia de esa nación, según el computo argelino subiría de un millón de personas asesinadas. 

En el Líbano el dominio del aire y la superioridad tecnológica no ha bastado para evitar que el norte de Israel sea desalojado en una franja que abarca decenas de poblados, villas y ciudades de tamaño menor, son varias decenas de miles de personas que son técnicamente refugiados de guerra, aunque sus aviones dominen los aires, y hayan realizado la proeza de instalar explosivos en prácticamente cada instrumento de comunicación de los libaneses chiitas de la resistencia a Israel. En las guerras asimetricas con un orden de magnitud menos de fuerza militar o incluso dos se puede ganar la guerra donde la esencia misma , como lo hemos dicho ya varias veces en estos más de 10 años de este blog, es el tiempo y no el territorio. 

Saber proyectar en el tiempo la línea principal de la acción de fuerza militar y simbólica es el núcleo duro de la contienda asimétrica victoriosa, y sólo un esfuerzo muy grande de reflexión critica evitará que el poder técnico de la fuerza produzca una fascinación por los instrumentos de la proyección de esa fuerza en el espacio.

Por el lado libanés si caen en la confianza ciega en el numero de misiles disponibles y en sus capacidades de terreno táctica, también habrán sido enceguecidos por esa fascinación por el objeto. Las líneas principales de la estrategia victoriosa en ocasiones transcurre por otros espacios conceptuales en los que el uso del tiempo, siempre difícil de utilizar a favor, tiene la llave de imponer al adversario el propio calendario. Casi podriamos decir que eso es la victoria estratégica: mi calendario es el que debe triunfar, y eso se puede lograr incluso perdiendo todas las batallas hasta la victoria final, y no al revés.

Igor

 en Burgos, tierra con mucha memoria militar táctica y de gran estrategia