Sin embargo el momento actual, desde el inicio del ataque ruso a Ucrania y de Hamas a Israel se han activado diversos relojes estratégicos que nos conducen a un mar de soluciones caóticas, entendiendo caos como un sistema donde la certeza de establecer una previsión del movimiento y de la posición del conjunto del fenómeno estudiado es infinitamente pequeña. Hemos alcanzado un momento lambda donde la duda más completa embarga la prognosis sobre los eventuales cálculos de las trayectorias potenciales de los conflictos en curso.
Pero como todos los mares que son océanos, aunque no lo veamos con claridad escuchamos los ruidos de las guerras que estan precediendo, no prediciendo, temporalmente el próximo escenario mundial.
Quizás de forma contra intuitiva podemos adelantar que el cumulo de información sobre las consecuencias de un espacio bélico mundial directo entre al menos dos o tres bloques político militares es de tal magnitud, que una vez más ese conocimiento tempere el animo bélico de los que promueven soluciones militares para las contradicciones que existen entre esos bloques geopolíticos.
Esto ya ocurrió en la segunda guerra mundial inmobilizando el uso de armas químicas, a pesar que todos tenían tales armas y las sabían usar. Igualmente pasó con la crisis de los misiles rusos en Cuba.
Pero la complejidad de las soluciones a los dos conflictos más publicitados en Europa sur oriental y en el Levante mediterráneo parecen estar vinculadas por ahora a lo que von Clawsewitz llamó "el ascenso hacia los extremos" de la expiral violenta.
En el escenario que nos parece menos problemático, desde lejos, asistimos al casi aniversario de un año de guerra entre dos entes de magnitudes totalmente asimétricas. Este conflicto es el primero, a mi entender, en el que en una superficie tan reducida como la de Gaza se mantiene un enfrentamiento asimetrico tan directo, tan frontal, por tanto tiempo sin un resultado claramente ganador para la parte más poderosa.
Esto habla de una estrategia inteligente de Hamas y de errores estratégicos de Israel. Para desambiguar mi situación particular de observador atento debo aclarar que he sido educado en un ambiente familiar muy católico observante, formado en el bachillerato superior en un colegio jesuita del centro de la ciudad de Barcelona, y que mis dos apellidos estan en las listas de la Inquisición española del siglo XVII como apellidos de judíos sefarditas. Dicho esto proseguiré en breve con mi observación sobre las tácticas en curso que denotan por un lado un acierto y por otro un error persistente de análisis, en los cuales la fascinación por el objeto, de la cual nos alertaba el físico y filósofo francés Gaston Bachelard, está plenamente vigente y en acción.
en Burgos
igor Parra Vergara
