FRENTE A MI
hileras de cascos
marchan al combate con cadencias viejas
Detrás
también
hileras e hileras de cascos y largas lanzas
Avanzamos lentos
Ya oimos los gritos del adversario
Desde mi posición no lo veo
Ahora nos ordenan
cerrar filas
Ahora todos dependemos
de todos
Nadie puede abandonar su sitio
Los honderos lanzan
hacia adelante
cientos de proyectiles
desde los lados de nuestra falange
Nosotros recibimos
sobre nosotros
cientos de la misma munición
El ruido parece una lluvia seca
entre gritos de los heridos
nuestros
y de los otros
Lluvia dolorosa
Lluvia metálica
que no consigue abrir brecha
ni aquí ni en frente
Ruido difuminado por nuestras botas
que ya marchan acompasadas
hacia el centro
de las lineas opuestas
a nuestro avance
Cantos y gritos de guerra
se elevan a los cielos
Ordenes apresuradas
antes del choque
Arrecia la lluvia lítica
Hay rostros con sangre y sudor
Nos mantenemos unidos
Somos una masa al compas de tres
mientras una voz clara sube
EEEEEEL
GRIIIITOOOOO
DEEEEEEL
CAAAAAAAAPIIIIIIITAAAAAAAN
Nuestra inmediata respuesta
marca los últimos metros antes del choque
UN
DOS
TRES
VIETNAMS
UN
DOS
TRES
VIETNAMS
Después todo es caos de gritos
cientos de golpes rápidos y lentos
Reflejos a flor de piel
La boca seca
Los ojos bien abiertos
Brazos y manos firmes en el madero
Humo y gas opacan el escenario brutal
Gritos lejanos que aún oigo
de mis batallas juveniles
en el centro de Santiago del Nuevo Extremo
En las esquinas de hoy
mientras pasan autos
veo pasar esas legiones de compañeros ya idos
en el remolino del tiempo
Muchos de ellos continuaron su marcha valiente
hasta la muerte
Semáforos de Agustinas
Arboles de calle Estado
Muros viejos de Moneda
Pegados tenéis a la piedra y a la madera
la fuerza que nos dió
la razón por la justicia
Ni un minuto de esa juventud fue inútil
porque la causa
fue
necesaria
Y claro tengo
que los errores que cometieron nuestros mayores
nosotros los jóvenes
los pagamos
con sangre