Ese sofisticado perfume persa que impregna todo
Igor Parra
Al leer la prensa regional del Levante Mediterráneo podría creerse que estamos ante una guerra más o menos regional en ciernes. Irán, o Persia para mi como arqueólogo, es el lado del poliedro político militar que aparece como objetivo de los campos de fuerza tanto norteamericano como consiguientemente israelí.
Los persas , por ahora tienen una posición de fuerza muy grande, pero que no es individualizada como tal por los analistas al uso; ellos se centran en su capacidad misilera, su litoral en el estrecho de Ormuz, su presencia militar activa en Siria, etc.
A mí me interesa sin embargo otro factor que poco a poco los persas han ido desarrollando, como buenos jugadores de ajedrez que son: han expandido solidamente un hinterland geopolítico hacia el mediterráneo que se apoya en millones de seguidores de la variante shii del Islam. Lo escribo así pues se tiende a olvidar que hay osmosis entre ambas ramas de los seguidores del Profeta Mahoma, a pesar de todas las guerras centenarias, esa osmosis, que no implica simbiosis, ocurre, por ejemplo con los sunitas de Hamas.
Pero más importante me parece observar esta amplia red territorial de apoyo que cuentan los persas no solo en la franja de Gaza, sino en Siria, Iraq, Libano, el Neguev, y estirando la cinta métrica, incluso en Turquía. No es baladí este hecho que se ha ido construyendo a lo largo de decenios desde la caida de Palevi.
En los textos y conferencias de los militares y politicos persas me parece que sobresale la mención constante, e indirecta, a este hecho geopolitico mayor en caso de guerra generalizada.
Ciertamente Israel ya ha demostrado en varias guerras que supo afrontar multiples enemigos de forma simultánea. Esos altos hechos de guerra estratégica y agilidad táctica quedaron para siempre en los anales históricos. Sin embargo esas fueron de alguna manera todas guerras simétricas. La única guerra equivalente de Persia fue victoriosa contra Sadamm Hussein, y desde entonces ha participado indirectamente en la resistencia shiita y suni contra las tropas occidentales en Irak, y con un grado mayor, y siempre victoriosamente, en la de Siria. Y estas guerras no preanuncian cómo se combatirá la próxima. Pues el espacio de las mismas ha sido relativamente reducido. En cambio ahora parece que nos acercamos a un escenario donde pueden jugar factores propios del enfrentamiento asimetrico, en el que el resultado es siempre incierto. Y ese grado de incertitud en sí es un elemento estratégico.
Un simil que me agrada usar es el de los silencios en una partitura musical...no hay música, pero esa pausa forma parte de la estructura musical....y se oye, aunque no sonoramente por la no vibración de notas en el aire.
Bueno, la incertitud equivale en estrategia a esos silencios musicales. Y en la situación actual y dado el diseño de este poliedro a escala levantina mediterránea, donde juegan y fuerte americanos y rusos también, el valor del territorio, de superficies territoriales activas en la guerra asimétrica, puede dar la victoria estratégica, incluso perdiendo batallas, a los persas en el medio y largo plazo.
