sábado, 30 de enero de 2016

haz de luz

En la noche de silencios
y oscuridades
tus ojos cerrados no apagan el tenue resplandor que nos envuelve
y tu cuerpo es como una raya de claridad lejana en el horizonte
bien definida inalterada e inalterable
y de repente como un haz de luz tu brazo me alcanza
a través de apenas un pliegue de sábana arrebolada
Entonces sé que ruta emprender
entonces recuerdo todo lo que nunca olvido
y regreso poco a poco
suavemente
hasta el horizonte que clarea
en medio de la noche

Igor Parra
en Arqueologías del Presente

martes, 19 de enero de 2016

mientras tu duermes feliz

LA BRISA DE ESTE AMANECER

fresco y oceánico

funde en el horizonte la noche y el mar

Hay un instante preciso

quizás breve

vivido largamente

en el que el limite del gris oscuro oceánico

es continuo hasta el infinito del cosmos

Hora matinal de susurros y gemidos muy tenues

momentos previos al primer albor

cuando la luz separa

las aguas del océano de los cielos remotos

momento lleno de silencios densos 

completos

junto a tí

Y el mundo envía sus señales

a través de la ola

que bate pertinaz esta tierra mineral

y que yo escucho atento

mientras tu duermes

feliz


Igor Parra

en Arqueologías del Presente

miércoles, 13 de enero de 2016

¿Dónde hay refugio en un escenario MADS?

QUIÉN GANARÁ LA PROXIMA GUERRA MUNDIAL (IV)

Igor Parra

¿Dónde hay refugio en un escenario MADS (Mutual Assured Destruction Sempiterna) con el actual nivel científico-militar?

Quizás responder a esta pregunta formulada al finalizar el post anterior, (III) de esta sintética serie de opiniones, comience a configurar la primera parte de la respuesta a ¿quién ganará la próxima guerra mundial?
Consideremos el escenario en el que alguno de los tres más probables contrincantes geo estratégicos globales, Estados Unidos, Rusia y China, logre dominar el tiempo y el espacio de un conflicto directo con intercambio de fuego artillero que incluya fuego nuclear, químico y biológico. Dada las características de estas armas y su derivada inmediata, la contaminación del territorio, podemos formular la hipótesis que aún dominando el espacio rival no habrá ocupación física del mismo. Así pues, la dificultad de considerar una victoria en un escenario de este tipo consiste en que, obviamente, el fuego nuclear-químico-biológico, incluso muy localizado en zonas estratégicas, inutiliza la ocupación y los consiguientes usos del territorio afectado.
Ahondando en este  posible escenario, la paridad estratégica durante el conflicto no es una suma o una resta aritmética, de bajas individuales, territorios contaminados, espacios controlados, etc. La paridad se alcanza durante el conflicto con una relación próxima a la de Paretto (80-20), donde hay que “devolver” efectivamente el equivalente al  20 % del fuego adversario para alcanzar un nivel de destrucción del territorio o de los espacios enemigos suficiente para transformar radicalmente el contenido de la victoria del atacante victorioso.
Dicho de otra manera, en un conflicto atómico-químico-biológico, las características inherentes a estas tecnologías de guerra permite formular dinámicas estratégicas asimétricas en las cuales el atacante debería asegurarse que el contrincante no pueda usar ninguna artillería nuclear, o de cualquier otro tipo, que contamine vastas extensiones del territorio (fuego químico y/o biológico agregado al nuclear). Este umbral es posible en el estado actual de cosas sólo si ocurre una revolución tecnológica de un nivel equivalente a lo que significó la introducción del hierro, o de la pólvora y el cañón, en diferentes épocas de la evolución humana.
Así pues tenemos tendencia a pensar que observando el actual nivel de la tecnología si hubiese una guerra mundial, en términos prácticos, centrada sobre todo el hemisferio norte, los únicos ganadores serían, relativa e indirectamente, los habitantes del hemisferio sur, más probablemente los que están por debajo de la zona de convergencia intertropical (ITCZ), es decir parte de Australia, Nueva Zelandia, Africa del Sur, parte de la Polinesia, parte del Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay-Argentina.
La Segunda Guerra Mundial demostró que a pesar de disponerse de amplios arsenales químicos en ambos bandos, no se utilizó ese nivel de armamento pues planteaba permanentemente la interrogante de la duración y del alcance territorial de la eventual respuesta. Esa duda fue el centro del discurso y de la práctica estratégica durante la Guerra Fría. Actualmente no hemos salido de esa zona de dudas, pues ese mismo conflicto mundial también mostró que poseer e incluso desplegar nuevas tecnologías científico militares no es suficiente para ganar una guerra mundial si no es utilizada masivamente y, esto aún es parte crucial de la duda estratégica actual, que el adversario no tenga capacidad alguna de respuesta. Es decir el equivalente histórico a lo que significó la conquista de América por parte de españoles y portugueses en el siglo XVI.

En el próximo post nos plantearemos la interrogante sobre la importancia o no de las escuelas de pensamiento estratégico en un eventual conflicto mundial, centrado en el hemisferio norte.