martes, 28 de febrero de 2017

febrero fenece donde están los silencios

cinco años ya
una pentada completa
breve pero extensa
en que salí de mi casa mediterránea
para no volver más

terminaron los paseos invernales por la ancha playa frente a Africa
son parte del olvido
donde se amontonan los libros, miles, que atrás permanecen cerrados
quizás para siempre

decidí no comprarlos de nuevo
lo leido leido está
ahora
en la tierra del occidente austral
circunvalo lo aprendido
y me inclino para leer en papel textos aún ignotos
desconocidos por mi grande curiosidad
y enorme ignorancia

no más músicas muy próximas
 y en directo de siglos pasados
antiguos e interesantes
Adieu Rameau, Couperin, Bach y otros de calibre próximo

en el espacio sonoro oigo otras melodías
pues cada época de vida tiene su música

ahora tiendo a las partituras del silencio
o de las olas frente a mi ventana
o de los arboles que se inclinan con viento sur oeste

antes tuve poco tiempo para mi
lo di todo a la música y a la vida creciente de mi retoño
ahora me concentro cada vez más en pocas muy pocas cosas

si nunca acumulé casi nada
solo libros
ahora tengo aún menos cosas materiales
porque busco a conciencia llegar muy ligero de equipaje
al momento de embarcarme en ese muelle
donde flota en el aire puro atacameño
la barca que me espera
sobre la copa de mi tamarugo nortino

allí en mitad de la nada terrestre y andina
pero donde están los silencios que gritan
cada noche
al encenderse la noche de estrellas
marcando en lo oscuro
la senda que pronto cruzaré sin ropas vanas
ni pensamientos vanidosos
ni pieles enamoradas

amarraré a mi sexo una hebra de tu cabello rubio
y en mis palmas clavaré mis últimos recuerdos mortales
que serán del color celeste azul de tus ojos enamorados

puedo pedir más?
sinceramente
no


Igor Parra al agotar febrero sus ultimas horas de sol