miércoles, 19 de septiembre de 2012

progreso y desarrollo del Vaticano



texto redactado pocos meses después de la publicación de la Enciclica papal y enviado a Roma

Del progreso y del desarrollo en la Encíclica Papal “Caritas in Veritate”:
cautelas para trascender la anécdota.
Igor Parra
Una cuestión que parece escapar a la mera anécdota lingüística emerge de la lectura de las traducciones vaticanas, en diferentes idiomas, de la última Encíclica Papal.
En efecto, la unidad conceptual y formal que se observa en el texto escrito en latín se diluye imperceptiblemente en las traducciones a lenguas modernas, donde encontramos expuestos en forma de sinónimos las palabras “Desarrollo” y “Progreso”, que constituyen in fine un eje central de la Encíclica.
Así, en poco espacio y a modo de ejemplo -el texto está lleno de esta ambivalencia-, en los apartados (16) a (17) de la Encíclica se lee, en lenguas modernas, de forma clara el uso como sinónimos de la palabra latina “progressio”:
en (16) ....”el progreso ...es una vocación”, para pocas líneas más abajo encontrar :...”Decir que el desarrollo es una vocación”...:
16. En la Populorum progressio, Pablo VI nos ha querido decir, ante todo, que el progreso, en su fuente y en su esencia, es una vocación: «En los designios de Dios, cada hombre está llamado a promover su propio progreso, porque la vida de todo hombre es una vocación»[34]. Esto es precisamente lo que legitima la intervención de la Iglesia en la problemática del desarrollo. Si éste afectase sólo a los aspectos técnicos de la vida del hombre, y no al sentido de su caminar en la historia junto con sus otros hermanos, ni al descubrimiento de la meta de este camino, la Iglesia no tendría por qué hablar de él...
Decir que el desarrollo es vocación equivale a reconocer, por un lado, que éste nace de una llamada trascendente y, por otro, que es incapaz de darse su significado último por sí mismo....
Esta misma traducción la encontramos en Inglés, Francés, Italiano, etc, cuando, empero, en latin leemos:
16. In Litteris encyclicis Populorum progressio Paulus VI imprimis nobis demonstrare voluit progressionem sua scaturigine essentiaque quandam esse vocationem: « Ex divino consilio, quilibet homo ad sui ipsius profectum promovendum natus est, cum cuiusvis hominis vita ad munus aliquod a Deo destinetur » [34]. Hoc quidem ipsum id comprobat quod in progressionis quaestionibus agit Ecclesia.
Cum quis progressionem vocationem appellat, ille agnoscere vult hinc eandem ex transcendenti quadam postulatione oriri atque illinc non habere ipsam facultatem sui ipsius ultimam significationem praebendi....
Como lo hemos anotado supra, en los textos no latinos de la Encíclica se traducen como sinónimos una palabra que posee un campo significante que nos parece preciso en latín: progressio se deriva del verbo progredi (pro +gradi). En Alemán la diferencia morfológica entre Fortschritt y Entwicklung es igualmente fuerte como aquella que en Francés hay entre Progrés y Devélopement, que, a su vez, están formalmente muy próximas de las usadas, respectivamente, en Español, Italiano, Catalán, Inglés. También encontramos esta diferencia en griego (πρόοδος / ανάπτυξη) en chino (進展 /發展) y en árabe (at-Tqdm / at-Tnmyh por el software usado no podemos escribirlo correctamente en árabe) es decir lenguas situadas fuera del campo de raíces germánicas o latinas, y que va más allá del de las lenguas arias y semíticas.
En el texto en Inglés de la UN High Commission for Human Rights Declaration on Social Progress and Development encontramos un uso más acorde con el sentido original del concepto Progreso derivado de su raiz latina. En sus Articulos I, II, VI leemos especificamente sobre “social progress” evitando la sinonimia que, sin embargo, leemos constantemente en el texto Papal de su última Encíclica.
¿Es importante distinguir ambos conceptos o son un único concepto derivado de palabras diferentes? Esta es la cuestión más importante a dilucidar.
En principio aceptaremos que Progreso y Desarrollo sean sinónimos estrictos, es decir que indistintamente podamos usarlos uno en lugar de otro, sin producir nunca ningún tipo de confusión conceptual. En este extremo deberemos, entonces, admitir que ha sido el uso moderno a lo largo de algunos siglos, solamente, el que ha producido esta evolución filogenética: ambos conceptos fueron derivados de verbos y sustantivos diversos y durante este intervalo moderno de tiempo han convergido sus significados. Serían pues expresiones formales de una misma idea o concepto subyacente.
¿Cuál fuera entonces ese punto de convergencia conceptual de las palabras Progreso y Desarrollo? Pues que todo Progreso/Desarrollo en el campo de las ideas o de la materia, indistintamente, expresa un Avance que puede ser distinguido, por lo tanto observado y según necesidad, cuantificado. Esta Avance, o Progreso y Desarrollo, de las ideas y/o de la materia en realidad comporta un cambio del estado inicial de nuestra observación. Aquí llegamos a un punto significativo: cuando hay Progreso y Desarrollo se registra un Cambio de las condiciones iniciales.
Ahora, entonces, podemos plantearnos si es posible entender de forma distinta, esto es diferenciada, Progreso y Desarrollo.
Si fuese posible entender de forma distinta Progreso y Desarrollo podríamos leer y entender correctamente el texto de las Naciones Unidas sobre el Progreso y Desarrollo Social de forma no redundante. Porque si fuese redundante sobraría uno de los dos términos. ¿Porqué entonces los usan de forma diferenciada? Porque de su lectura en el texto se sigue que ambos conceptos, al menos en Inglés, pueden diferenciarse.
Por otra parte, y no la menor, si no es posible diferenciar Progreso y Desarrollo podríamos leer en lenguas modernas la Encíclica sin resquemores, y desechar el texto latino. Sería un ejemplo de una lengua muerta que semánticamente no expresa correctamente todo el vasto contenido técnico que los últimos siglos han introducido como Progreso y Desarrollo en la vida material e intelectual del hombre.
Pero, si esto último fuere así estaría en contradicción flagrante la lectura de las versiones en lenguas modernas de la última Encíclica Papal y la Declaración sobre Progreso y Desarrollo Social de las Naciones Unidas, y esto sería grave en términos operativos para la Iglesia católica. Porque en el texto de la Encíclica Progreso y Desarrollo siempre son sinónimos, mientras que en el texto de las Naciones Unidas no.
En el emergente movimiento europeo y americano que critíca el consumismo como un mal materialista perverso de la modernidad industrial, en una posición conceptual próxima a la de los últimos Papas, algunos intelectuales distinguen netamente entre Progreso y Desarrollo. Siendo el primero el que expresase el avance o cambio espacio temporal de organismos e ideas, mientras el segundo mediciones discretas de los objetos y de sus espacios que los contienen.
Nosotros no entraremos aquí a dirimir semánticamente el campo de cada uno de estos conceptos, que, sin embargo, nos parecen diferentes a partir de la lectura del texto de las Naciones Unidas en un tema que avecina el contenido de la Encíclica del Papa Benedicto XVI. Desde esta perspectiva nos aparecen al menos dos símiles de no difícil comprensión que pueden dar cuenta de las diferencias operativas, no idealistas, de Progreso y Desarrollo: se trata del símil de la Biología entre Genotipo y Fenotipo, o en Ingeniería el que hay entre Tecnología y Técnica.
En cualesquiera de los casos lo que queda ciertamente abierto a la crítica, y ese era el motivo razonado de este texto, es el hecho que resulta difícil aceptar las traducciones modernas del texto de la Enciclica Papal cuando usan Progreso y Desarrollo de forma indistinta al traducir “Progressio”. Sin embargo si cambiamos por Progreso cada vez que de forma casi aleatoria los traductores han usado Desarrollo, tendremos una visión realmente unificada e inequívoca del mensaje del Papa. Lean otra vez la Encíclica haciendo este simple ejercicio de susbtitución y observarán que emerge un texto más profundo y lleno de significados interesantes.