domingo, 3 de mayo de 2015

Aqui y ahora

SALIA YA

de la habitación iluminada por el reflejo

de la vela 

y el espejo antiguo

y te vi tendida en diagonal

como un escorzo de Rubens

pero desde arriba hacia abajo

Y te vi

dormitando

entre remolinos de sabanas

y muchas almohadas

Tus pies sobre las almohadas pálidas

del extremo noroccidental de nuestro mar

eran argentados con colores lunares

que entraban 

por las grandes lucernas del techo

Entre los muslos y la cabellera 

todo el arco del color rosaceo anaranjado

tembloroso

de la vela y su reflejo espejado

Tu blanca piel agotada

parecia inánime entre las olas 

de la mar-cama

Tu cabello brillaba dorado y disperso

entre las almohadas del extremo sur oriental

La llama del candil

ahora quieta 

ya temblorosa o balanceante

anima el espacio de nuestros tiempos quedos

combate contra la luz de la luna

casi en el limite de tu espalda

y me retiene

me de tiene

me deja expectante

suspendido en la exhalación de la sorpresa

al observarte

y ser por primera vez consciente

de cómo

en un segundo de recuerdos intensos

desorganizamos el orden germánico

y lo transformamos

en el casi alboroto de una excavación antigua

donde supimos encontrar

y reencontrar

tesoros de todos tipos

Fue un breve momento de horas de pasión

Un momento consciente y efímero

de cómo se construye lo intenso

cómo se aparecía lo bello

a medida que nos esforzabamos

para descubrir al fin

que el fondo 

la excavación apasionada de nosotros

sobre tus sábanas

nos hace descubrirnos

al borde del alba y callada la noche

con el corazón

expuestos

absolutamente

el uno al otro

y siendo dos

somos no los otros

los externos al perimetro de esa luz de esta noche

sino

 nosotros

Y de tu imagen 

a mi consciencia del lugar y momento

y mi marcha fuera de tu hálito

pasa apenas un segundo

suficiente

para recordar cada pliegue del tálamo

la posición de todas las almohadas

el ángulo de tu cuerpo

y la intensidad de las luces combatientes

para saber con claridad

como un relámpago

que 

somos felices

aquí y ahora

Igor Parra