jueves, 19 de junio de 2014

INERCIA CRITICA EN ESPAÑA


España y la transición coronada:
El flanco más débil de la democracia

Igor Parra

En este blog varias veces nos hemos sorprendido políticamente por el desconocimiento de la Historia, que aquí y allá demuestran grandes decididores de la cosa pública.
En esta transición en curso entre un padre avejentado y desacreditado, y un príncipe al que se recurre, para salvar una determinada forma monárquica del Estado, es sorprendente constatar que se produce un cambio mayor, aparentemente formal, en  mitad de un problema de hondo calado, como resulta ser el tema del mantenimiento de la estructura actual, territorial, de España.
Pobre servicio le da a España Juan Carlos I renunciando justo en este año 2014. Su baja popularidad no sería peor dentro de doce o veinte meses más. Las metidas de pata de su yerno y de su hija que vive ahora en Suiza ya han sido visualizadas por la población española, y no forman parte del discurso central anti español ni en Cataluña ni en Euskadi. La propia figura del rey abdicante es la de un señor físicamente avejentado prematuramente, desmoralizado, y otras cualidades que lo adornan, pero la hipótesis nuestra es que no hay ya más negatividades que aparezcan inminentes o publicables. y si las hubiere el daño que produce su abdicación son mucho mayores que la peor de las revelaciones periodisticas sobre la cosa monárquica.
Una transición desde arriba en la coyuntura actual, en un sistema político complejo como el español, contando con el apoyo de lideres desprestigiados politicamente, como el hasta ahora Secretario General del Psoe y del PP, que es presidente del gobierno, no es una buena idea (perdón por el hiperbatón). 
Allá en España bien puede decirse aquello de los polacos al principio del siglo XVI y que resume bien uno de los meollos del asunto coyuntural: "nihil novi nisi commune consensu" lo cual en definitiva es lo que el resto de España le está diciendo a Cataluña en lo relativo a su proceso independentista. "Nada nuevo sin el acuerdo común", así pues si esto es cierto, según muchos españoles, para normar el tema catalán, ¿porqué no sería cierto para aceptar un cambio en la Monarquía por la vía de la abdicación?
En la Historia las abdicaciones han funcionado cuando el Rey estaba en plena capacidad de su potencia militar política y religiosa. A la mente se nos viene la de Carlos I de España en su hijo Felipe II. Esta abdicación borbónica de ahora acaece en pleno debate político sobre la forma territorial del Estado, en  medio de una severa crisis que la población repudia  en ciertos iconos muy visibilizados, por ejemplo las princesas, sus maridos, etc. 
Ahora sin embargo el nuevo Rey deberá hacer algo que su padre había evitado tanto y tantas veces como pudo: involucrarse directamente en problemas contingentes de forma publica y abierta. Y al hacerlo le ocurrirá lo indefectible en escenarios como el español, que son casos con pocas soluciones posibles: tomará posición y se enajenará definitivamente la vinculación con Cataluña.
Si al tema catalán le estaba faltando oxigeno...con la abdicación le han dado un soplo de aire bien fresco que proyecta el conflicto mucho más allá de los trámites en curso para una consulta o un referendum. Ahora mismo será cada vez más fácil asociar a la forma monárquica el fracaso de la relación de España con Cataluña, y en ese paquete va de forma muy activa ya la enorme frustración social causada por la crisis económica.
En estos escenarios, que tienen pocas soluciones objetivas en circunstancias como esta abdicación, el aparente cambio generacional no implica, no significa, para nadie del conjunto involucrado que otras políticas nuevas vengan a mejorar la situación.
La crisis de identidad española se acentúa más y más con Felipe VI, quien puede ser simpático y ser padre de dos niñas adorables, pero eso no lo hace mejor baza para España que su padre, en este momento de la crisis. La inercia de la misma puede deteriorar aún más profundamente a la monarquía española que se verá arrastrada como ente político a la arena, a las distancias cortas, muy cortas, donde se raja y corta...
 así pues, seguiremos observando este interesante caso socio- político desde la República de Chile, donde han llegado miles y miles de españoles cualificados a refugiarse económica y anímicamente de la catástrofe en curso en la metrópolis.