Todo no vale
Igor Parra
El decálogo más importante del mundo occidental es una suma de frases breves que empiezan con un NO.
En mi periodo universitario de finales de los 70 consideraba que repetir diez veces NO era una forma literaria arcaica, propia de la proto-jurisprudencia del periodo del Bronce del Oriente Medio, para normar las costumbres y las relaciones sociales de las tribus hebreas de pastores guerreros.
Al observar la realidad cotidiana uno llega a la conclusión, que materialmente estamos en la edad atómica y de la Coca Cola, pero moralmente no estamos mucho mejor que los de la Edad del Bronce de hace 3 o 4 mil años atrás.
Porque en efecto:
doparse no vale, es “unfair”, para ganar carreras de atletismo, de natación, o para folgar, o para bailar, o para asistir a reuniones ejecutivas con cara de recién duchado. Es una forma utilitarista de drogadicción.
torturar y aterrorizar a la población civil no vale, es inhumano, para obtener control social y pedazos de información a cualquier precio. Nunca nadie que haya aplicado esas técnicas cortoplacistas ha podido ufanarse de ello en su familia o en público. Y, además, los que lo hacen generalmente pierden guerras, como la de Argelia, la de Vietnam, la de Cuba, la de Marruecos, la de Rusia, la de Rwanda, y un largo y desgraciado etc, etc y etc.
manipular a la población para ganar elecciones políticas a cualquier precio no vale, tarde o temprano el mentiroso quedará desnudo en medio de la plaza, y el país destrozado, porque las mentiras que hacen políticas de Estado son gigantes de pies de barro; con la salvedad que es toda la sociedad la que pagará la ruina ocasionada por los mentirosos.
especular, robar y enriquecerse aceleradamente con los recursos económicos de grandes segmentos de la sociedad trabajadora no vale, porque toda especulación a escala de las sociedades modernas no son fenómenos aislados. Si especulamos y nos enriquecemos rapidamente en una parte del planeta ese latrocino repercutirá en muchas otras partes. El coste social, de la riqueza a cualquier precio, adquirida de forma casi instantánea, es inmenso e inmediato.
Y si seguimos exprimiendo las noticias diarias veremos que casi todas aquellas que son negativas caben de una u otra forma en el viejo decálogo bíblico que data de la Edad del Bronce.
Freud a sus noventa años, ya exiliado de la violenta furia romanticista alemana, que es otra forma de definir el movimiento nacional-socialista, manifestó que cinco mil años de cultura literaria eran apenas un leve estrato sobre millones de años de barbarie, que un golpe violento, un manotazo, bastaban para que emergiese en nosotros plenamente el antiguo legado.