domingo, 3 de junio de 2012

LA PESTE DE ATENAS 
Y
LA CRISIS

Igor Parra


En el segundo año de la guerra contra Esparta, entre marzo del 430 a febrero del 429 A.C.,  Atenas fue azotada por una terrible peste. Tucídides nos dejó, en el segundo capítulo del Segundo Libro de su obra La Guerra del Peloponeso, un valioso testimonio tanto científico, descriptivo, de los efectos y síntomas de la plaga, así como un relato, histórico-social, al describir los efectos que en el funcionamiento de la ciudad tal catástrofe sanitaria produjo.
Hay que añadir el hecho de la propia guerra contra los lacónicos espartiatas que ese año de la peste ateniense significó, ya por segunda vez, la destrucción metódica de las viñas y propiedades próximas a la ciudad. 


En el momento actual europeo más de un político podría encontrar no sólo inspiración y cultura clásica fundamental en el texto de Tucídides, sino también elementos de prognosis sobre el recorrido que aún se extiende por delante de Europa, enferma de sí misma, e incluso, encontrarían descritos los valores esenciales que hay que mantener en medio de la zozobra, cuando todo parece hundirse en la crisis actual.


Vista desde esa perspectiva la crisis europea aún no ha tocado fondo. Ese es un primer mensaje claro que se desprende de la lectura del texto clásico. Y no han tocado fondo en Europa porque los síntomas muestran que esta crisis será muy larga, en términos actuales, es decir superior a los diez años a contar desde que  aparecieron los primeros síntomas allá por el año 2005-2006.
Aquí recordaré algo que por entonces escribí en la lista de correos  precedente a este blog: " la falta de contratos nuevos en las oficinas de arquitectos hace que actualmente (por el 2006) se ejecuten proyectos urbanísticos ya elaborados con anterioridad. Los arquitectos ya saben que en un par de años más no habrá obra nueva, porque ya no se proyectan  nuevas obras...." Por lo tanto cuando se describa esta crisis, aparte de decir que es sistémica, que empezó en realidad con la revolución rusa o con el descubrimiento de América, debiéramos asumir que empezó de forma manifiesta antes de lo que el gran público parece admitir, y los medios de comunicación distribuyen masivamente.


Así como la peste en Atenas comenzó, según Tucídides, en Etiopía y se extendió por Egipto, el Imperio Persa y finalmente llegó a Atenas, así también esta crisis estructural, esta mutación, de crecimiento desaforado, empezó en un lugar concreto, los EEUU, y casi inmediatamente llegó a Europa.


Nuestro autor favorito clásico nos dice que la peste ateniense, que él sufrió en su propio cuerpo, se manifestaba a través de diferentes órganos del cuerpo, e inexorablemente avanzaba desde la cabeza, particularmente los órganos respiratorios, hasta las extremidades inferiores. Mutatis mutandi en Europa los problemas mayores de liquidez han comenzado desde las partes más bajas en latitud, el área mediterránea, y suben paulatinamente. Porque resulta evidente al lector crítico que tanto Francia como Irlanda, y el propio Reino Unido también, están profundamente tocados por la crisis. Y así, como en la peste antigua el sistema respiratorio de las personas podía explicar y predecir qué órgano o parte seria el siguiente en ser afectado, aquí y ahora sabemos que siendo su origen el sistema financiero bancario, en el centro mundial del poder, la extensión del mal necesariamente es radial y comienza por los extremos débiles, más especulativos del sistema. Pero eso significa que aún queda camino por recorrer, pues partes del cuerpo global de la economía, que aún no han sido afectados por el centro mismo de la crisis, caerán contagiados por el interesante fenómeno en curso: curar al enfermo justo con la receta contraria a su credo religioso, es decir utilizar masivamente recursos y dineros públicos para intentar llenar el pozo sin fondo de la especulación financiera. 


Sin embargo ese no es el final del camino de la enfermedad, como en la peste de Atenas no lo era ni el estómago ni el hígado, el final que emerge cada día con más fuerza es otro. Pues, si no se habian dado cuenta, estamos en medio de una gran mutación sistémica, más, mucho más compleja que una mera crisis sistémica estructural al uso. Pues en estos años recientes, en estos días, cada hora que pasa se está aboliendo de forma masiva, contundente uno de los legados hasta ahora fundamentales de la revolución americana y de la subsiguiente revolución francesa: la soberanía del Estado- nación.


Atenas sobrevivió a la peste, Pericles, una vez más, fue decisivo en ese crítico momento. Pero mantuvo su régimen político democrático y su dominio de sus espacios ciudadanos. Europa está en un momento, en el que según qué solución escoja, dejará atrás este breve momento democrático, de pocas decenas de años, de tantas naciones y Estados Nación continentales e insulares unidos por una alianza más económica que política...y que, sin embargo, conlleva muchas más consecuencias políticas que económicas.