lunes, 14 de enero de 2013

EL BLITZ CATALAN (I)


EL BLITZ CATALÁN (I)

Igor Parra

Desde el terreno, aquí en Catalunya, una de las cosas que sorprende de la coyuntura actual, políticamente orientada hacia la creación de un marco independentista, es el uso de los tiempos por parte del conglomerado gubernamental catalán que promueve la independencia.

En blogs anteriores centrados en el sector del Próximo Oriente y del rol de los EEUU en Asia, hemos expresado al menos un par de veces nuestro punto de vista sobre la importancia del control del calendario en la planificación estratégica. En Egipto los tiempos, que no controlaron en ningún momento hace ya un año atrás, pillaron desprevenidos a los aliados occidentales, y salieron al escenario a defender a Moubarak sin guión y a destiempo en varios momentos cruciales.
Algo similar ocurrió en Afganistán tanto a soviéticos como a americanos, que han repetido el amargo plato de la derrota estratégica en Irak al no poder imponer sus objetivos es decir contenidos operativos en los tiempos de su conveniencia política-militar.

Esta materia del “tiempo”, como sujeto fundamental de la estrategia, muchas veces queda en un segundo plano frente a resultados cuantitativos que confunden a aquellos responsables de las acciones en curso, dejándose arrastrar por visiones corto-placistas, apoyados sobre resultados cuantitativamente impactantes: numero de kilómetros cuadrados conquistados, numero de cuerpos de los combatientes enemigos, etc, etc.  Sin embargo la pregunta esencial, básica, para asegurar quién tiene el control estratégico de la situación es muy simple, y compleja a la vez: ¿quién modula y controla los tiempos de las acciones en curso?,  o sea, ¿qué calendario es el que se impone en el desarrollo operativo de las acciones, el propio o el de los adversarios?
En el conflicto España Catalunya actual creo ver varios elementos que nos pueden llevar a observar un uso de los tiempos muy particular por parte del conglomerado independentista: en efecto, da la impresión que estuviesen en un esfuerzo por hacer rápidamente las cosas.
Las razones de estas prisas tienen seguramente varias causas políticas derivadas de la alianza entre Convergencia y Esquerra Republicana. Sin embargo en nuestra observación de terreno de estas últimas semanas y días, nos dan la impresión que se está produciendo una aceleración de eventos que en realidad no están siendo controlados en sus tiempos por parte de los promotores de la iniciativa independentista.
Al contrario, dada la complejidad del escenario político independentista catalán aparece, según nuestro criterio, que a medio plazo, medido en trimestres, la iniciativa pasará a manos del Estado y de los partidos “españoles”. Y esto porque el Blitz político catalán, estas rápidas acciones sucesivas impactantes de los últimos meses, que quieren cambiar radicalmente la relación de soberanía política dentro de la actual configuración estatal española, dependen intrínsecamente de condiciones de campo que están fuera del de la iniciativa independentista.
Este proceso en curso muestra ya algunos elementos característicos del esfuerzo estratégico carente de una masa crítica suficiente para obtener los resultados deseados, en un marco negociable, es decir sin recurso directo a la fuerza física. En toda acción de este tipo la organización coherente de la masa critica necesaria es la condición inicial del esfuerzo a acometer. Pero aquí se ha comenzado el esfuerzo político, que desgasta permanentemente mientras no obtenga resultados palpables contundentes, sin haber establecido ni organizado esa masa crítica necesaria, sino que se esta intentando crearla durante el desarrollo de la maniobra independentista. Solo por este hecho ya podemos mirar con escepticismo el resultado final. En los procesos político-estratégicos pacíficos el número es importante, ya lo decía el año 1973 el secretario general del PCI (partido comunista italiano) al analizar las consecuencias políticas del fracaso de la experiencia chilena hacia el socialismo, sin recurso a la violencia política. Decía Berlinguer ( Rinascita 28 de septiembre, 5 y 9 de octubre 1973:   http://www.metaforum.it/berlinguer/compromesso3.htm) que a la vista de lo ocurrido en Chile se debía formular un “compromiso histórico” entre DC y PCI para lograr una muy amplia y necesaria mayoría político social en Italia, que incluyese también al tercer partido italiano significativo de esa época: los socialistas. Pero posteriormente dijo aún cosas importantes, y la principal, según nuestro criterio, es que no es posible proponer y ejecutar cambios fundamentales político-sociales radicales de forma pacífica, sin contar con el apoyo de una masa político social igual o superior al 75% de la ciudadanía.
Las acciones rápidas del gobierno catalán y sus aliados en el momento actual pueden suplir momentáneamente la carencia de una gran fuerza social que lo respalde, usando como criterio cuantitativo una mayoría muy superior a la mayoría absoluta simple parlamentaria (51% de los votos).
Hoy por hoy no existe esa amplia mayoría (sensu Berlusconi) necesaria para promover cambios profundos en la relación España- Catalunya.
Por la experiencia de las independencias nacionales americanas, sabemos que resulta esencial contar con un proyecto conceptual claramente definido, en sus rasgos principales que defina los roles políticos de los actores del proceso soberanista. Cualquier incertitud conceptual o falta de acuerdo en lo esencial dividirá o inactivará apoyos que debieran sumar como masa critica de la acción independentista.

seguirá