sábado, 24 de mayo de 2014

Un puerto entre dos tormentas

Cuando me entierre cerca del tamarugo

escribiré sobre papel 

 que  podrán leer

sujeto a una rama

hasta que el viento pampino lo rompa

Y dirá así:

CUÁNTOS BESOS

no di 

a los labios

de tantas amigas

que en el mundo tuve?

Quizás miles y miles


porque de ellas yo quería

 más

mucho más que sus cuerpos

Quería ese horizonte

que alcancé pleno

y que me dió tantos tiempos bellos

de hablar

mirar

y estar

Sin sábanas entre medio

sin fugas

sin falsedad

sin ires ni venires

ansiosos

mentirosos

Pero supe de esas emociones

y ahora entiendo

que cada vez que decidi besar

para no amar

erré.

Y erré en laberintos de pasiones

agotadores

extenuantes

divertidos pero destructores

laberintos sin Minotauro

laberintos sin fin

con mañanas breves

con atardeceres urgidos

y viajes a ninguna parte

Tengo amigas bellas

que me esperan en sitios distantes

para hablar

para conversar

de política

de ciencia

de jardines

de meteoros

de plantas

de la mente humana

de negocios

de sus países

de mis países

Y pueden pasar años sin vernos

pero esas amigas siguen ahí

fieles 

a nuestra relación

Siempre cultivé

tener amigas a las que nunca vi desnudas

Porque es un dulce espacio para el alma

Un lugar seguro

Un puerto entre dos tormentas

donde reparaba los cables de la mente

y reparé parte de los daños 

del penúltimo temporal 

Cuando me entierre cerca de un tamarugo

escribiré 

además

en otro papel 

que al morir

las recordé con tanta intensidad

como a las que amé 

sin mesura


Igor Parra

en Arqueología de Pasiones