viernes, 30 de octubre de 2015

Resucitar 41

Lunes 28 de octubre de 1974 santiago de chile Instituto Nacional
a las ocho y media de la mañana empecé a descender
a las seis de la tarde toco fondo
cuando me ponen cintas engomadas en los ojos
Después de cuatro interrogatorios militares
mi categoría de peligro para la seguridad nacional aumentó
y me sacan por la puerta trasera de la Escuela de Suboficiales
Largo día de amenazas y oscuridad entre cuatro paredes estrechas
de interrogatorios intimidatorios
exhibiendo en la pared los instrumentos para extraerme la verdad
Después ultrapasé (catalanismo oportuno) los limites de lo normal
y me llevaron a un lugar del que se podía resucitar porque ahí se bifurcaban los caminos
o mejor dicho se trifurcaban pues uno llevaba a la muerte otro hacia más abajo aún en la degradación
y el tercero te resucitaba
Los interrogatorios duros con dolor con angustia son una gran escuela
sobre los limites humanos
propios e impropios
Con suerte y si uno calla lo esencial se resucita a pesar de los interrogadores
 del doctor que los acompaña de las técnicas que usan
y yo la tuve
Sin suerte te desaparecen como a Quena con la que compartí
 horas y horas y dias sentados vendados
esperando el turno de interrogatorio
 cuando nos venian a buscar descalzos los ayudantes de los interrogadores
Después la resurrección cuando en vez del balazo en la nuca
que esperé varios segundos en un campo abierto a las afueras de Santiago
abres los ojos y ves luminosa la cordillera andina
Tanta luz después de tantos dias de venda daña los ojos
pero ilumina el corazón
y cada año por estas fechas
recuerdo agradecido la suerte que tuve
Y la vida ha sido siempre generosa conmigo
a raudales imparables
continuos
Cada año por estas fechas
agradezco aun con más fuerza  cada día al despertar
la gran oportunidad de vivir una vida plena que me lleva en vilo
hora a hora minuto y segundo
Consciente de que cada uno de ellos
 las horas
los minutos
 y sus segundos son fértiles
No tengo derecho a quejarme de nada
Sería una ofensa para mis compañeros y compañeras
 que se quedaron enredados en una muerte cruel
Mi deber es recodarlos sin amargura
también es seguir preguntando donde están sus cuerpos
Sólo cuando lo sepamos descansaremos

Igor Parra