miércoles, 16 de febrero de 2011

Evolución Estratégica Mediterránea

EGIPTO Y SUS TIEMPOS:¿QUIÉN DECIDE?
Igor Parra


¿Porqué los militares egipcios no dispararon contra los manifestantes en el Cairo? Esta pregunta me parece interesante pues encierra un conjunto de aspectos que tocan directamente a un problema estratégico central: ¿alguien dirige los acontecimientos en Egipto?
Resulta obvio que el regimen de Mubarak, es decir su familia y sus aliados más próximos no quisieron aceptar la renuncia del Rais hasta el último momento. Es obvio que lo hizo por la presión de la calle, pero también por la subsiguiente presión de sus antiguos aliados y amigos. Sin esa presión constante de la calle Mubarak no renuncia, e impone su calendario de sucesión, personificado en su propio hijo.
Aqui aparece un elemento que nos permite seguir la pista estratégica: el calendario, los tiempos, de Mubarak fueron pulverizados por la resistencia popular pacífica. Pero ese conjunto social movilizado en las calles de Egipto actuaba sin dirección aparente, sin un grupo dirigente. Aparece sin embargo la cuestión del rol de la tropa y sus mandos directos, comandantes jóvenes que son enviados a las calles para ayudar en la represión...¿o más bien para proteger a la muchedumbre de los elementos de los servicios secretos y de su lumpen subcontratado?  Mientras el alto mando exige y amenaza, en la calle las tropas confraternizan con la multitud. No es posible imaginar esa estrecha relación que se establece entre ambos actores, tropa y pueblo, sin la anuencia de los mandos directos. 
Así las cosas ¿es posible deducir que hay un movimiento de jóvenes comandantes con un calendario y objetivos propios, es decir un movimiento militar al estilo de los oficiales nasseristas? 
Algunos analistas consideran que una parte de la explicación puede estar en un movimiento de desafección hacia Mubarak generado por la nominación de su hijo como sucesor. Me parece extraño que así sea pues la magnitud de la fuerza que se ha generado con estos acontecimientos va mucho más allá de un calculo maquiavélico de un grupo de altos oficiales conspiradores. En las circunstancias actuales, y re estudiando anales de otras revoluciones, cualquiera de estos oficiales superiores aún puede ser engullido por el proceso en marcha, como ya le ha pasado al Vicepresidente Soleiman. 
Otro elemento a tener en cuenta a la hora de determinar un centro de acción estratégico en este fenómeno egipcio, son los fallos de la inteligencia no solo de la egipcia, sino también de la israelí, que actúa profusamente en Egipto, de la americana y de la británica que también están presentes en esa zona del mediterráneo. Nadie vió ni  entendió, en cualquier caso, lo que estaban viendo y oyendo.
Por lo tanto podemos excluir por ahora, la existencia de un complot puramente militar para cambiar al régimen.
Es un hecho cierto que la energía para tumbar a Mubarak y al presidente tunecino estaba disponible pero desarticulada, descoordinada. Desde el punto de vista técnico es posible postular que la tecnología inalámbrica moderna se haya constituido en un factor aglutinante, pero no es suficiente. Por ello tengo tendencia a pensar, eventualmente, que aqui estamos frente a un interesante fenómeno auto reproducido en unas condiciones iniciales muy favorables: crisis económica, represión social por medios policiales duros, pobreza muy extendida, etc.
El calendario estratégico de acciones se auto organiza rápidamente, gracias a la tecnología, para adaptarse a una linea de acción simple y clara: fin del regimen dictatorial de Mubarak. 
Si este es el modelo, inédito por cierto en los anales de las revoluciones que conocemos, entonces cabe pensar que ahora entraremos en una fase de tiempos desiguales, que finalmente pueden desembocar en otro momento de máxima tensión, durante el cual todos los relojes vuelvan a estar sincronizados, por la acción que se genere en la calle.
Si el fenómeno en cuestión se esta auto organizando, por consiguiente, se está auto reproduciendo, y eso querría decir, y esto me extraña, que se está auto dirigiendo, es decir que está auto generando su propio recorrido estratégico, su propio calendario, sus propios medios y objetivos.
Desde esta perplejidad creo que a medio plazo sólo dos entes sociales organizados podrían canalizar las energías de esta fase de transición en Egipto, y probablemente en Túnez también: el ejercito y las organizaciones sociales religiosas musulmanas. Aqui hay otra incognita mayor que debiera preocupar a americanos e israelíes: ¿y si el intelectual orgánico inmanente de este proceso fuesen oficiales  con mando directo con relaciones operativas estrechas con los Hermanos Musulmanes, y lo que estamos viendo en el fondo es un modelo portugués de fusión de cuerpos militares jóvenes con la ideología de un adversario que para ellos no lo es: los islamistas politicamente activos? Porque a diferencia de Portugal, donde los militares estudiaron el marxismo para entender mejor al enemigo que combatían en las selvas de Africa, aquí en Egipto la ideología combatida por el regimen la tienen todos los dias dentro de sus casas, en la oración diaria de sus padres, hermanos y familiares.
Apasionantes cuestiones que en poco tiempo más conoceremos mejor. 
Mientras tanto el fenómeno puede amplificarse incluso más allá de los territorios del norte de Africa y del cercano oriente, porque el coctel de pobreza, represión y alta tecnología, conducente a nuestra hipótesis de un modelo auto organizado, existen en muchos rincones de la tierra, incluso dentro de las potencias occidentales.