domingo, 1 de noviembre de 2020

quemé las cartas del Tarot

 



una anciana morena me leyó el tarot
 hace muchos meses
tantos que ya parecen años
me lo leyó sobre ásperas sábanas manchadas de luz
cerca de tongoy
y lo que me predijo se cumplió
Todo era exacto

Sin embargo en esa lectura matinal
con olor a olas y huiros gingantes
no aparecias tu

en ninguna carta se anunciaba tu cabello revuelto por el viento sureño
ninguna cábala
 ninguna estrella
 insinuaban siquiera tu presencia total
en mi piel 
en mis cabellos
en mis labios
en mis manos domadoras

por esta razón astral
sé 
ahora
 que hay universos paralelos
en los que los signos de las estrellas 
sólo alumbran una parte de la realidad
mientras en la otra hay sombras
de las que emergen verdades tan hermosas
como tu
verdades inesperadas
supinas
repentinas
de metalica estructura
pero suaves
como tu piel

Porque eres la maga de esta hora austral
porque fuiste conmigo a la tierra solitaria del Trauko
porque navegamos por mares profundos y frios
rodeados de patrankas en la hora crepuscular
y por tantas razones más
rompo el tarot
borro mis lineas de la mano
escupo sobre mi carta astral
cubro con mi cuerpo tus ojos hechiceros
te desnudo cerca del rio Nilo 
(paradojas del Valdivia)
y te canto viejas canciones sefarditas 
justo en el lobulo de tu oreja cercana
Por tu cuello iré más tarde
no tengo ninguna prisa
llegaré a todas partes antes que después
en el momento justo
que para mi viene marcado
por el agitado tamboreo 
de tu corazón
lejano
por 
ahora
en esta hora de estrellas frias en el remoto cielo
en esta hora de velos descubiertos
de carnes estrechadas
en abrazos violentos

por todo esto dudo del tarot
porque no se anuncio de manera alguna
estas verdades de la hora actual
de nuestra hora americana
de estas horas verdaderas
que quieren ser eternas
en tu cuerpo
sobre el mio
en nosotros