viernes, 30 de marzo de 2012

De In Memoriam





FRENTE A MI

hileras de cascos

marchan al combate con cadencias viejas

Detrás

también

hileras e hileras de cascos y largas lanzas

Avanzamos lentos

Ya oimos los gritos del adversario

Desde mi posición no lo veo
Ahora nos ordenan

cerrar filas

Ahora todos dependemos

de todos

Nadie puede abandonar su sitio

Los honderos lanzan

hacia adelante

cientos de proyectiles

desde los lados de nuestra falange

Nosotros recibimos

sobre nosotros

cientos de la misma munición

El ruido parece una lluvia seca

entre gritos de los heridos

nuestros

y de los otros

Lluvia dolorosa

Lluvia metálica

que no consigue abrir brecha

ni aquí ni en frente

Ruido difuminado por nuestras botas

que ya marchan acompasadas

hacia el centro

de las lineas opuestas

a nuestro avance

Cantos y gritos de guerra

se elevan a los cielos

Ordenes apresuradas

antes del choque

Arrecia la lluvia lítica

Hay rostros con sangre y sudor

Nos mantenemos unidos

Somos una masa al compas de tres
mientras una voz clara sube

EEEEEEL

GRIIIITOOOOO

DEEEEEEL

CAAAAAAAAPIIIIIIITAAAAAAAN

Nuestra inmediata respuesta

marca los últimos metros antes del choque

UN

DOS

TRES

VIETNAMS

UN

DOS

TRES

VIETNAMS

Después todo es caos de gritos

cientos de golpes rápidos y lentos

Reflejos a flor de piel

La boca seca

Los ojos bien abiertos

Brazos y manos firmes en el madero

Humo y gas opacan el escenario brutal

Gritos lejanos que aún oigo

de mis batallas juveniles

en el centro de Santiago del Nuevo Extremo

En las esquinas de hoy

mientras pasan autos

veo pasar esas legiones de compañeros ya idos

en el remolino del tiempo

Muchos de ellos continuaron su marcha valiente

hasta la muerte

Semáforos de Agustinas

Arboles de calle Estado

Muros viejos de Moneda

Pegados tenéis a la piedra y a la madera

la fuerza que nos dió

la razón por la justicia

Ni un minuto de esa juventud fue inútil

porque la causa

fue

necesaria

Y claro tengo

que los errores que cometieron nuestros mayores

nosotros los jóvenes

los pagamos

con sangre